"ADAPTÁNDONOS EN EL AMBIENTE" Crónica de la visita a la Arena Roberto Paz.
- Yma Urakami
- 30 nov 2015
- 13 Min. de lectura
INTRODUCCIÓN
Las luchas o mejor dicho, la lucha libre es un deporte mexicano que con los años ha ido perdiendo el protagonismo que solía tener. Un deporte agresivo en sí, que su temática es la violencia y la rivalidad, nos ha entretenido ya por muchos años, desde los tiempos del inolvidable Santo enmascarado y Blue Demon hasta la muerte del Hijo del perro Aguayo. En donde a veces más que la violencia es la teatralidad de los luchadores lo que mantiene al público atento al espectáculo.
Es un deporte lleno de misticismo, en el cual no son personas quienes se suben a dar lo mejor de sí en la lona, si no los personajes que nacieron para ello, máscaras llenas de colores y expresiones bordadas, que detrás del color y el diseño cuentan una historia que caracteriza a quien la porta.
Esta tradición mexicana ha alcanzado el extranjero y cada vez se vuelve más famosa, desgraciadamente la fama no lleva la Bandera de México estampada, sino que es mostrada al mundo por Los Estados Unidos, con sus mundialmente famosas luchas de la WWE. A pesar de que no es más que una mala copia con mucho dinero invertido, ha logrado quitarle el liderazgo a México.
Hoy en día la lucha libre no entiende de géneros ni clases sociales, hay admiradores de todos los niveles. Sin embargo es un deporte que caracteriza a una clase social en especial, que es la media baja. Pues se desenvuelve en un ambiente en donde el nivel educativo es medio o bajo y las palabras altisonantes son las que más se pronuncian; en el cual no existe un respeto hacia los personajes que luchan y se vale decir lo que sea. El alcohol y la comida chatarra están presentes en cada función y la música de barrio suena en cada bocina de la arena.
Si bien es una tradición que ha perdido fuerza, aún existen jóvenes que más que admirar a un Súper Héroe de Marvell, aspiran a ser como los luchadores mexicanos, personajes de carne y hueso que no luchan contra el mal, sino contra su rival, que sangran y hacen lo posible para resistir a las caídas. Estos jóvenes que sueñan con tener su propia máscara y llegar a la AAA, competir en el extranjero y convertirse en ídolos como los que ellos admiran.
Crónica por Yma Urakami
Jamás en mi vida había ido a una arena de lucha libre, era la primera vez para mí. La verdad es un deporte al que no le encontraba sentido y mucho menos me parecía entretenido, creo que ni siquiera me atrevía a llamarle “deporte”. Cuando nos asignaron este proyecto, las luchas sonaban la mejor oferta entre las opciones. Como de costumbre, nuestro Profesor Paco Talavera nos advirtió de lo peligroso que era el lugar pues se trataba de una Arena de bajos recursos, podría decirse.
Mi equipo y yo llegamos en uber al lugar, nos dio miedo llevar nuestro coche. Cuando el chofer nos indicó que habíamos llegado nos sorprendimos pues ni siquiera parecía una arena, era más una especie de bodega grafiteada con un solo foco colgando en la entrada. De no ser porque había gente afuera comprando boletos, nunca nos hubiéramos imaginado que ahí eran las luchas.
Llegamos temprano, así que había lugar para escoger; nos sentamos en la primera fila y observamos a las personas. Había personas de todas las edades y con todo estilo de vestimentas. Mucha gente con playeras apoyando a su luchador favorito. Lo más curioso era que había muchos niños. Sin embargo lo interesante comenzó cuando los primeros luchadores se subieron al ring.
Conforme se iban presentando los luchadores, todos unos personajes por cierto; el calor en la arena iba aumentando y fue de gran impacto para mí escuchar como aquellos niños entre los siete y los once años gritaban groserías como adultos, en mi cultura decir groserías es algo prohibido para los niños, solo los grandes pueden decir majaderías. Pero estas no eran majaderías comunes, era un lenguaje muy pesado que no estoy acostumbrada a oír.
Comenzó la primera lucha y parecía que todo estaba ensayado, me causó mucha gracia como los luchadores se tiraban de forma tan aparatosa cuando los habían golpeado levemente, pero tengo que entender que como todo, es parte del show. Tratamos de seguir la corriente y les gritábamos a los luchadores, o hacíamos ruido cuando se golpeaban. Así empezamos a entrar en ambiente.
Samael vio a una ex compañera de él, que resultó ser hija del Rayo de Jalisco, el luchador más famoso de la actualidad y su mamá era la exluchadora Mitzuki Wong. Nos facilitó una entrevista con su mamá, en la cual le preguntamos a cerca de su vida y su trabajo.
Volvimos a nuestros asientos y detrás de nosotros había una fila de mujeres que no paraban de gritar groserías, hacían mucho escándalo. Las volteábamos a ver constantemente, por lo que creo que las llegamos a incomodar en algún punto. Sabíamos que teníamos que conseguir tantas entrevistas como fueran posibles, por lo que Samael me retó a ir con ellas y entrevistarlas. Acepté el reto y me acerqué temerosa y lo que parecían unas mujeres rudas, resultaron ser de las personas más alivianadas que he conocido. Los tres nos pusimos a platicar con ellas y para nuestra sorpresa, era la esposa e hijas del referí “Zamorita” y la otra señora era esposa del luchador “Cherokee”. Fue de gran asombro pues se la pasaban gritándoles “Puto” “Chingas a tu madre” y otros insultos.
Nos platicaron cosas muy interesantes, de las cuales teníamos una idea muy diferente. Era algo raro que le gritaran ese tipo de groserías a sus esposos, pero nos dijeron que ellos saben que los insultos nos son personales, les gritan a los personajes, no a ellos.
Nos contaron sus experiencias y como sufren cada vez que ven como les pegan a sus esposos, porque al contrario de lo que creíamos, los golpes en la lucha libre si son verdaderos y muchas veces salen gravemente lesionados. Nos mostraron fotografías de las luchas extremas y cómo habían terminado. Era horrible, estaban todos sangrados.
Había una porra muy grosera que decían y les preguntamos cómo iba y si la podíamos gritar con ellas, por supuesto respondieron que sí. Nos aprendimos la porra y gritamos lo más fuerte que pudimos. Fue una experiencia muy chistosa porque yo jamás había pronunciado esas palabras y menos gritarlas de esa forma.
Regresamos a la primera fila donde estábamos y vimos atentos la lucha, sin embargo, fue ahí cuando entendimos porqué la mayoría de la gente se sienta hasta atrás. Nos cayeron encima tres veces los luchadores. Solo veía que volaban por arriba de las cuerdas del ring y se dirigían como proyectiles hacia nosotros. Nuestro instinto era gritar y correr lo más lejos posible. Majo soltó su bolsa y su comida y un luchador cayó sobre sus cosas. Obviamente fuimos la burla de la arena completa.
Continuamos entrevistando a más gente, entre ellos un niño enmascarado y una familia, nos dijeron que les gustaban las luchas por que era su forma de des estresarse; la mayoría de ellos habían sido llevados la primera vez a las luchas por sus padres o abuelos, por lo que confirmamos que más que un deporte de moda es una tradición de muchos años atrás. Fue interesante acercarnos con la gente y tratar de ganarnos su confianza para que accedieran a ser entrevistados.
Después fuimos con la organizadora del evento y le pedimos de favor que nos ayudara a conseguir entrevistas con los luchadores. A lo que de forma muy amable accedió. Entrevistamos al Príncipe Escorpión, quién nos platicó el origen de su nombre y los requisitos para ser luchador libre, que no es nada fácil porque conlleva mucho tiempo de entrenamiento físico. Le preguntamos por sus metas y aspiraciones y obviamente una de ellas era llegar a la AAA. Por otra parte nos dijo que su familia no estaba de acuerdo con que él practicara la lucha libre y que le gustaría que entendieran su pasión y lo apoyaran.
Seguido de esa entrevista, hicimos otra a un luchador distinto, quien nos comentó sobre el negocio de la lucha libre, sus pros y contras. Al igual de él porqué para él es muy importante su personaje y su identidad, por eso no se quitaba la máscara.
Mientras hablábamos con los luchadores una lucha estaba ocurriendo en segundo plano, las hijas de las señoras que habíamos entrevistado, corrieron hacía mí y me dijeron que me estaba perdiendo de lo mejor. En el ring estaban dos archirrivales golpeándose lo más duro que podía; los dos estaban sangrando de manera impresionante. Nos quedamos a ver esa lucha y después nos retiramos.
Creo que se notaba que éramos nuevos en el ambiente, sin embargo la gente fue muy amable con nosotros todo el tiempo y se acercaban a informarnos sobre cosas que desconocíamos.
Fue una experiencia nueva y sobre todo muy divertida, si al principio entré con temor al lugar, salí con ganas de regresar con mis amigos y divertirnos ahí un fin de semana.
Es increíble como el salir del contexto en donde te manejas y vives te hace cambiar de perspectiva y abrir tu mente a cosas nuevas y conocer y convivir con gente que creerías que jamás congeniarías. Me di cuenta que al final no importa el lugar en el que te muevas, somos mexicanos y es parte de nosotros esta cultura. Puede que no seamos activos en ellos, pero en el fondo nos gusta y disfrutamos de la misma forma que los fanáticos.
Crónica por Samael Covarrubias
Esta vez nos tocó ir a un lugar totalmente nuevo, nunca en mi vida me había imaginado que esa noche iba a estar presenciando tal presentación.
Cuando el profesor menciono que estaba la oportunidad de ir a las luchas me emocione realmente, siempre había querido ir pero nunca lo había hecho. Mis compañeros y yo nos pusimos de acuerdo para irnos juntos, decidimos tomar un UBER por precaución, porque no sabíamos a qué zona de GDL nos estaríamos adentrando.
Llegando al lugar me di cuenta de lo que estaba a punto de presenciar, un tumulto de gente hacia fila para ingresar al recinto, que no era más que una bodega adecuada con sillas, una grada y el ring.
Bajando del coche hay un chavo que nos da mala espina, desde ese momento no me empecé a sentir cómodo, y llegando a la taquilla preguntamos por los boletos y nos hacen ingresar, nos comentan que venimos en una muy buena fecha ya que la pelea estelar es muy importante, porque dos rivales de antaño se iban a reencontrar para saldar cuentas. Resultaba ser la pelea de "El Rayo de Jalisco" y "1000 Mascaras".
Ya adentro veo que las personas están a la expectativa que empiece la lucha, y sinceramente aun me sigo sintiendo fuera de lugar. Noto como las personas se nos quedan viendo, como si fuéramos bichos raros, yo creo que es normal porque entramo todos juntos y con un aspecto de miedo que se veía a kilómetros de distancia.
Tomamos los asientos, primera fila, para hacer un buen trabajo. Aun estábamos esperando que iniciaran y le comente a mi compañera que empezáramos la investigación y nos acercamos a un luchador para tomarnos una foto. Le pedí de favor a una chava que nos tomara la foto, ero rápido me percate que esa persona la conocía de algún lugar, y recordé de donde, la conocía de mi preparatoria, la saludé, y le explique que teníamos que realizar una investigación sobre la cultura de las luchas y que tenía que conseguir una entrevista, en eso ella me comenta que por que no se la realizo a su papa, me quede sacado de onda pero después recordé que los papas de ella eran luchadores profesionales. Ella me dijo que su papa iba a luchar esa noche, que era el "Rayo de Jalisco".
Junto a ella estaba su mama, y me dijo que ella también podría contestarnos preguntas porque ella era una luchadora, pero se retiró. Así que decidimos realizársela a ella. Nos contestó todas las preguntas que teníamos, muy amable la señora (la entrevista completa está en el blog).
La entrevista se interrumpió porque estaba a punto de iniciar la primera lucha. Desde su comienzo, el ambiente cambio totalmente, las personas se animaron aún mas, y comenzó la diversión.
El ambiente era totalmente de diversión, muy entretenido, las personas se meten en las peleas (literalmente). Algo que si me llamo la atención fue que al estar viendo la lucha, empecé a ver a las personas, y se veía que eran de diferentes estatus sociales, podrías ver a un abogado con sus amigos, y podía ver a una familia de economía media baja, los estatutos para el ingreso a este lugar eran muy libres, no había un molde de tipo de personas que asistieran a este lugar.
En cuanto a las luchas te venden mucho show, la verdad, pero es satisfactorio. Ves las maniobras que realizan, los golpes que se dan, hacen todo para que en ese momento se te olvide que algunas cosas son ficticias y te empapes de la lucha.
Otra cosa que me llamo la atención es la cantidad de niños que asisten, había muy pocos, o eso fue lo que vi. Yo conozco muchos niños que son fanáticos de las luchas estadounidenses y no se pierden ningún show, en cambio estas luchas carecían de niños, pero lo más curioso de todo es que los niños eran los que más ambiente tenían, y un ambiente muy peculiar, ellos no se limitaban a gritarles de cosas a los luchadores, les gritaban groserías, porras, abucheos, un sinfín de cosas. Se veía que lo estaba disfrutando.
En las sillas que estaban atrás de nosotros estaban sentadas unas señoras que, yo creo, eran las que más se acuchaban en todo el lugar, les gritaban muchísimas groserías a los luchadores, al réferi etc., se ponían al tú por tú con los luchadores, ellas no tenían pelos en la boca.
En ese punto de la noche, yo ya estaba más que ambientado y decidimos ir a entrevistar a las señoras.
Resulta ser que ellas asisten a las luchas una vez por semana mínimo, y les pregunte cual es la razón de su afición; una era porque sus papas las indujeron a esto y otro es porque una de ellas era esposa del réferi, y la otra de un luchador. Me impacte, y solté la carcajada, como es posible que les griten de groserías a sus propios esposos, es increíble.
Ellas me explican que gracias a que van a las luchas se desahogan gritando(y mas a sus maridos), pero me dicen, que ellos no se enojan, sus esposos al subir al ring ya son otras personas, son el personaje, ya abajo del ring es otra cosa.
Me gusto la ideología que ellas manejan, porque es muy liberal, pero sinceramente no podría ser como ellas, la verdad es que ellas también eran todo un personaje.
Ya toda la noche nos la pasamos con las señoras, era un ambiente muy divertido, no parábamos de reír. Los luchadores se aventaban a la gente, se bajaban del ring a pelear, era todo un circo.
Estaba llegando la hora de irnos pero un no empezaba la pelea estelar, entonces hable con los encargados a ver si me podían hacer el favor de presentarme a el Rayo, pero lo que me dijeron no lo esperaba.
Me dijeron que no lo podían hacer solo por una razón. La razón era que si ellos se permitían sacar a el Rayo de su camerino (cosa que tampoco me dejaron entrar al camerino), lo que iba a suceder era que todas las personas del lugar se iban a acumular alrededor de él, la verdad es que no me imagine que el Rayo tuviera una afición tan grande como para dejar de ver la lucha que está sucediendo para ir a pedir su autógrafo o una foto. Lo trataban como una verdadera celebridad.
No nos dejaron realizar la entrevista, nos dijeron que teníamos que esperar hasta que se terminara el evento pero ya teníamos que retíranos.
Esa noche la verdad es que al inicio, iba muy de mala gana, no esperaba gran cosa, pero salí con ganas de volver a ir e invitar a mis familiares, es un ambiente muy familiar, y si alguna vez tiene ganas de ir a sacar el estrés creo que las luchas es el lugar perfecto para hacerlo.
Crónica por María José Díaz del Castillo
Cuando escogimos el lugar al que íbamos a ir a realizar la actividad, me esperaba que iba a ser las luchas normales que salen en la tele, pero hasta el día que fuimos me di cuenta de que no iban a ser las luchas más profesionales, sino que iba a ser categorías más bajas.
La verdad me asuste al principio por el lugar, ya que no esperaba que estuviera tan chiquito y escondido. Pero en cuanto entre y me senté se me empezó a quitar ese sentimiento de nervios, porque me empecé a acoplar al ambiente y me di cuenta de que no tenía nada de malo, ni peligroso, lo único que lo hacía impactante era la manera en que las personas se expresaban gritando enfrente de todos, como si no les importara nada y como si las majaderías fueran parte de su vocabulario de diario.
La verdad me encanto esta experiencia de convivir en otro contexto totalmente diferente, ya que vez a las familias unidas gritándoles a los luchadores, pero te das cuenta que existe una conexión entre luchador y público, como que nunca pierden esa conexión porque de eso se trata las luchas, de hacer contacto y de agradar al público, mantenerlo entretenido.
Se me hace una profesión muy interesante ya que deben de practicar mucho para que no parezca falso todo, cuando en realidad puede ser falso o sobreactuado pero si se llegan a lastimar como lo pude ver cuando entrevistamos a los luchadores.
La pasión con la que las personas ven el deporte es impresionante, y todas las energías que te transmiten porque te contagian y al final terminas formando parte de la porra o de los desahogos de majaderías que las personas dicen. Porque la gente se ve que va a rollo de las gritaderas, porque ese es el entretenimiento que te da las luchas.
Al final de una pelea tuvimos la oportunidad de platicar y entrevistar a luchadores, y gracias a eso pudimos conocer la vida que tienen detrás de las luchas, que muchas veces sus propias familias no están de acuerdo con lo que están realizando como deporte porque pueden tener lesiones muy fuertes.
Además la mayoría de ellos se dedican a otras profesión fuera del rin, ya que como cualquier deporte en México no es tan bien valorado y mucho menos bien pagado, por lo general tienes que tener influencias o conocidos para empezar a poder recibir un sueldo fijo o justo.
Lo que me deja un mensaje muy claro acerca de estos luchadores, que no influye en ellos el dinero, que lo hacen 100% por pasión y no por fama ni por lujos. Son personas comunes y corrientes que les gusta este deporte y a eso se dedican en su tiempo libre.
En mi opinión muy personal, se me hace que es una actividad que me forma como persona para conocer otras realidades, creencias, cultura y educación. Creo que no me gustaría que mis hijos nacieran en este ambiente por la formación que les quisiera dar, pero tampoco no les ocultaría estas realidades porque te ayudan en tomar tus propios criterios de si está bien este ambiente o no, y si quiere estar en esos ambientes.
CONCLUSIÓN
Esta fue una actividad que como equipo nos pareció muy interesante, fuimos capaces de salir de nuestra zona de confort y experimentar con cosas nuevas, convivir con gente diferente y hacer cosas que nunca creímos que haríamos. Es importante saber adaptarse a todo y poder socializar con personas muy diferentes a ti. Creemos que esta es la forma en que se madura y se crece como persona. Viendo más allá de lo que ya conocemos, arriesgándonos y no cerrándonos a culturas diferentes a las nuestras.
Sabemos que es difícil cambiar paradigmas y estereotipos, sin embargo creemos que la forma en que no solo los cambiamos, sino que los interpretamos de manera distinta, es siendo parte de ellos. Estando cara a cara con la realidad.
Nos parece que esta cultura de la Lucha libre, que es muy representativa de nuestro país, merece un respeto y debe de ser una tradición que no se puede dejar perder. Es primordial rescatar a la Lucha Libre de esta falsa idea que se tiene de ser vulgar y corriente. Es mucho más que eso. No debemos dejarnos llevar por los estereotipos.
Nosotros nos divertimos mucho, recomendamos acudir a las luchas aunque sea una vez, son muy divertidas y entretenidas. Es una experiencia muy buena que no olvidaremos, como dicen los que acuden a ellas, te olvidas de tus problemas, te relajas y disfrutas del show.
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